Guatemala 8 de enero
2,016
Somos parte de los miles de trabajadores que
sufrimos los atropellos en las maquilas, porque nos han obligado a aceptar esos
trabajos casi como la única fuente de empleo a la que podemos acceder, vivimos
la explotación y sabemos cuál es la realidad que se vive en las fábricas, por
lo que repudiamos estas condiciones y exigimos el compromiso del gobierno y del
empresariado hacia la clase trabajadora que es quien genera la riqueza y de
ninguna manera goza de la misma. Se habla de un estado de derecho, cuando en
realidad vivimos en un estado capitalista que ve al trabajador como objeto de
beneficio de ganancias económicas y no como un ser que tiene el derecho a tener
una vida digna, que equivale a tener un salario digno para cubrir las
necesidades de vida como salud, educación, vivienda, vestuario, recreación y
alimentación.
La canasta básica de alimentos tiene un costo
mínimo de Q.3, 405.00, la canasta básica vital está cotizada en Q.6, 214.60
para una familia de 3 personas, mientras que el salario mínimo para los
trabajadores de maquila es de Q.2,534.14, lo que pone al descubierto el grado
de injusticia existente en el país y esto sin considerar que las estadísticas
en Guatemala no gozan de credibilidad y que según se sabe el costo de vida es
mucho más alto que lo que los precios de las canastas básica y vital fijan.
En los municipios en donde se pretende implementar
el salario diferenciado, el costo de vida no es más barato, desde el
combustible, el costo de transporte, el costo de un almuerzo, etc., es igual o
más caro que en la ciudad de Guatemala.
El empresariado pretende dar una imagen de bondad,
como el que soluciona el problema de desempleo, pero lo único que pretende es
fijar nuevas estrategias para producir más a menor costo y eso es posible
bajándole el salario a los trabajadores, lo que quieren hacer es disfrazar el
interés de seguir enriqueciéndose a costa de la explotación física, mental y
económica de hombres y mujeres que no han tenido las oportunidades de estudio;
oportunidades que el estado tampoco ha brindado. Sabemos que hay una
complicidad entre el estado y el empresariado para que no exista ese desarrollo
humano del que tanto hablan. Esa complicidad queda al descubierto una vez más
con el planteamiento de los salarios diferenciados que se están implementando
en Guatemala, que no es más que la muestra de la discriminación y la exclusión
en la que se ha mantenido a la clase trabajadora.
Recordemos que esta ley es parte de un paquete de
propuestas legales que pretenden profundizar el modelo maquilero en Guatemala,
acompañado de la ley emergente de empleo que impulsa el ministerio de economía
y principalmente el señor Méndez Herbruger, además de un rechazo permanente a
pagar más impuesto y cumplir con la legislación actual.
Desde la Juventud Obrera Cristiana rechazamos
rotundamente la propuesta de los salarios diferenciados y exigimos a los
gobernantes y sector empresarial se respeten los derechos de la clase
trabajadora, se asignen salarios mínimos de acuerdo al costo de vida.
Exigimos al Estado que obligue al sector empresarial
a pagar los impuestos que le corresponden.
Exigimos que el Estado asuma su papel tutelar de
derechos y que responda a favor del pueblo, que lejos de seguir protegiendo al
empresariado, vele por los derechos de los trabajadores y no permita que la
fuerza laboral se irrespete y se vulnere cada día más.
A la Corte de Constitucionalidad, a resolver
conforme a los compromisos legales y jurídicos asumidos por el Estado de
Guatemala en cuanto a proteger los Derechos laborales de los y las
guatemaltecas.
Afirmamos por ello
NO A LOS SALARIOS DIFERENCIADOS
SI AL SALARIO DIGNO PARA
TODAS Y TODOS
UN
JOVEN TRABAJADOR Y UNA JOVEN TRABAJADORA
VALEN
MÁS QUE TODO EL ORO DEL MUNDO.
JUVENTUD
OBRERA CRISTIANA
JOC
GUATEMALA.